JESÚS SABE LO QUE HAY EN EL HOMBRE

Reflexión del 7 de marzo.
A Jesús le causó una enorme indignación que el Templo de Jerusalén, la “casa de mi Padre”, se hubiera convertido en un auténtico “mercado”.
El Catecismo de la Iglesia católica, en su número 593, enseña lo siguiente: “Jesús veneró el Templo subiendo a él en peregrinación en las fiestas judías y amó con gran celo esa morada de Dios entre los hombres. El Templo prefigura su Misterio. Anunciando la destrucción del Templo anuncia su propia muerte y la entrada en una nueva edad de la historia de la salvación, donde su cuerpo será el Templo definitivo”.
✓ Los bautizados formamos el Cuerpo Místico de Cristo y, por eso, también somos templo de Dios.
✓ Sin embargo, también podemos caer en la misma actitud de aquellos que convirtieron el Templo en un mercado:
– Cuando no le damos a Dios el lugar que merece en nuestra vida.
– Cuando hacemos a un lado las enseñanzas de nuestro Señor para seguir las enseñanzas de otros “maestros”, para no “desentonar” con lo que está de moda.
– Cuando maltratamos a nuestros semejantes.
– Cuando mentimos.
¿Podrá Jesús fiarse de nosotros?
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