11 de junio | “NO SON LOS SANOS LOS QUE NECESITAN DE MÉDICO”

11 de junio | “NO SON LOS SANOS LOS QUE NECESITAN DE MÉDICO”

En su encuentro con el colector de impuestos Mateo, Jesús sabía claramente que se trataba de un pecador público (porque colaborar con los enemigos de Israel –los romanos, en ese momento– era considerado una falta grave), pero Jesús únicamente le dijo: “Sígueme”, y Mateo lo dejó todo “y lo siguió”.

Mateo, al encontrarse con Jesús, fue perdonado de su mala vida, y tuvo una auténtica sanación que lo llevó progresivamente a cambiar su existencia, de tal manera que llegó a ser un discípulo, apóstol y evangelista de Jesús, y para esto recibió la fuerza del Espíritu Santo el día de Pentecostés.

El pecado es esa enfermedad que destruye nuestra vida de gracia, pero Cristo “fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación”. Él es el Médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos.

Los pecadores necesitamos tener encuentros sanadores con Jesús: haciendo oración y participando de los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía.

Reconozcamos que estamos enfermos y pidámosle a Jesús que nos sane.

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